¿En qué momento desaparece la infancia? ¿En qué parte especifica del tiempo se deja de tener ese ímpetu de la juventud y se reemplaza por algo llamado adulto responsable? En qué momento esta gelatina amorfa llamada sociedad nos absorbió y nos prometió todo aquello que ahora dilucido que es mentira: el prestigio, el abolengo, eso llamado éxito.
No importa al fin de al cabo, la
cuestión es que aquí estamos debatiendo sobre los hechos importantes del día
que otros masticaron para nosotros y nos los sirvieron fríos y escupidos a
través de la prensa, ojeando la promoción del día o riéndonos con resignación
del presidente. Parece que tenemos todo salvo la dignidad que la perdemos a
diario.
Si tratamos de poner las cosas en
orden, lo que nos viene a descontento es por qué no vivimos en el constante
caos del cual estamos acostumbrados. Me duelen los ojos. Quiero pensar que
tenemos una razón específica para ser así, pero no la encuentro. Quiero el
silencio de la montaña. Odiamos que nos
roben el dinero, pero nos reímos que lo hagan. Ver las golondrinas sobre el
cableado eléctrico. Pero si lo pensamos bien, es posible que cualquiera de
nosotros haga lo mismo que ellos. ¿Cuál será la obra maestra de Recinos? El
poder es esa droga extremadamente cara y que es para pocos.
Gracias por leerme, créame, desde
que tenía 21 años no tenía esta sensación: cierta rabia inagotable de juventud
mezclada con el amor por escribir. De verdad, gracias. Porque créame Guatemala
es esa certeza de que nadie va a leerme.